Thursday, December 3, 2015

Igor Stravinsky, el Rockero



“El escándalo por la música salvaje de la presentación del disco fue enorme y casi destruyen la sala de conciertos ya que muchos sólo vieron en él un caos insoportable; así lo cuenta un cronista: "un joven estaba detrás de mí. Empezó desde el principio a golpearme la cabeza con el puño cerrado siguiendo el compás. Y yo, por mi parte, estaba asimismo tan excitado, que no me di cuenta de los golpes hasta el cabo de un rato. Cuando se encendieron las luces de la sala empezó una batalla campal en toda regla, en la que incluso tomaron parte las chicas. Se concertaron varias peleas que al día siguiente se llevaron a efecto…", mientras que una espectadora relata: "con la música y la danza empezaron los silbidos. Los partidarios aplaudieron. No podíamos escuchar nada en absoluto… un hombre del ala contigua no hacía más que blandir su correa y se enzarzó en un violento altercado con un entusiasta del ala de al lado: la correa lanzó lejos el gorro que el otro acababa de ponerse". El organizador encendía y apagaba las luces intentando disuadir a unos y a otros de su enfrentamiento, y por si acaso, avisaba a la policía. El músico abandonaba la sala y se refugiaba entre bastidores. Después del alboroto, los protagonistas principales de esta historia se sintieron "excitados, furiosos, hartos y …felices", según cuenta el músico. "Exactamente lo que yo quería", dicen que afirmó el organizador. Sin embargo, un año después, ¡el público aclamó el disco!”

Disturbios en un concierto de rock

La crónica que acaban de leer podría haber sido hecha sobre un accidentado concierto de rock. Sin embargo, cambiadas arbitrariamente unas palabras para su verosimilitud, no es más que la anécdota del estreno de una obra que revolucionó la música principios del siglo XX, que marcó un antes y un después: “La Consagración de la Primavera”, en el año…1913. El músico de rock mencionado es, por supuesto, Igor Stravinsky, el gran genio musical de nuestra era.


¿Are you talking to me?

Sí, un verdadero genio. Pasó de una a otra etapa estilística como quien se cambia los calzoncillos, a gusto y sin premura. Yo le escuché por primera vez cuando tenía 18 años, y creo haber escuchado en él, que podría pertenecer para mí entonces a ese mundo encopetado, refinado, afectadísimamente perfecto y puro de la música clásica, al más rudo de todos los músicos, a uno que quizás deje a Metallica como a un grupo de pop teenager. Esto puede ser sin duda subjetivo, pero posiblemente desde Beethoven no ha habido mayor rompedor de esquemas que el ruso, nacionalizado francés, nacionalizado estadounidense después. Cosmopolita como él mismo, refleja la tipología del artista de nuestro tiempo -porque Stravinsky es tan contemporáneo a nosotros aún cuarenta años después de su partida- inquieto, iconoclasta, contradictorio a veces, sarcástico, no sin ciertos rasgos neuróticos. (Stravinsky el genio hipocondríaco)

Stravinsky sobre La Consagración

A propósito de Metallica e Igor: las tiendas de discos sufrieron un extraño fenómeno, recibiendo la visita de chicos desgreñados preguntando por discos de un tal Stravinsky. Y es que a mediados de los 90’s la afamada banda citó al compositor ruso como una de sus mayores influencias en diversas revistas de rock y guitarra. Los adolescentes andaban en la búsqueda de este mago precursor del Heavy Metal. 

Gustavo Dudamel: "Para mí es el origen del Heavy Metal"


Versión con guitarras eléctricas de La Consagración (Extracto)

Stravinsky o el primer Rockstar

Y es que la relación de Stravinsky con el rock puede no ser tan antojadiza. (¡¿Stravinsky inventó el beat de rock en 1913?!). Hay diversos aspectos tanto musicales como extra musicales donde Igor parece abrazar como un abuelo cómplice al nieto ingenioso y rebelde. Una propuesta transgresora como trastocar radicalmente la temática y el contenido musical de una forma tan estandarizada como el ballet, violentando cascanueces, cisnes y muñecas, melodías dulces y refinadas para colocar en su lugar vírgenes, rituales, sacrificios, mitología, disonancias, rítmicas desorbitantes y percusiones al borde de la estridencia. Mensajes ocultos, como el final de La Consagración que contiene las notas Re, Mi, La, Re en los bajos, traduciendo al cifrado armónico americano la palabra DEAD. Power Chords, un recurso muy usado para los riffs en el rock, los podemos escuchar insistentes y salvajes a lo largo de la obra mencionada también a través de los bajos. La experimentación, aspecto insoslayable de la historia cambiante del rock, halló en Stravinsky una actitud presente en toda su obra: desde las primeras notas del fagot fuera de su registro natural, pasando por el uso de los timbres y ritmos del jazz y el ragtime, o por su propia interpretación del método dodecafónico en su etapa final. Así mismo, una fijación muy personal en lo percusivo, lo rítmico y en los solos ¿acaso creías que Jon Bonham no tuvo un precedente en Moby Dick? Aparte de La Consagración dale una revisada al final de su obra La Historia del Soldado. 

Y…

Busted! (Busted?)

No pueden faltar por supuesto los problemas con la autoridad. Difundidísima fotografía de Stravinsky arrestado por atentar contra el himno nacional de los E.E.U.U., al hacer un arreglo muy particular del mismo. Algunos dicen que es un mito diciendo que la foto pertenece a la renovación de su pasaporte, otros lo confirman quizás para no debilitar la ya fortalecida imagen de chico terrible.

Pero sin lugar a dudas es en el rock progresivo donde su impronta se deja escuchar casi como un homenaje. Son varios los grupos que lo han hecho saber al mundo y lo siguen haciendo. Aquí algunos ejemplos:

Egg – Long Piece III, IV
Yes y “El Pájaro de Fuego” como intro

"Les Noces", una obra de 1923 con la que termina el llamado Período Ruso (ya veremos más delante de qué se trata) tranquilamente puede ser confundida por los fans de la banda francesa Magma:

Magma - Kohntarkosz


Magma - Hortz Fur Dehn Stekehn West

Y por supuesto el más claro ejemplo de la influencia de Igor en el rock lo viene a dar Frank Zappa. Su música está llena de citas a la obra de aquél:

Status Back Baby (Petrushka, min 1:30 )

Soft Cell Conclusion (La Historia del Soldado, min 1:25)


 Igor's Boogie, una Elegía à la Zappa. (Es clara la influencia de La Historia del Soldado)



“Seguir un sólo camino es retroceder”. El músico insatisfecho

Podríamos hablar de Igor como un suplantador de sí mismo y hacer un paralelismo de su obra con la misma historia del rock: se suceden en ellas, períodos en respuesta al legado del anterior, como un borrón y cuenta nueva. Ya sea la complejidad y ambición sonora de un rock progresivo contra la llaneza y superficialidad del rock n’ roll, ya sea un punk rebelde y directo contra la pomposidad y extravagancia del anterior; en la obra de Igor encontramos un discurrir similar.

El Período Primitivo o Ruso signado por su efervescencia juvenil llena de experimentación sonora, politonalidad, agresiva interpretación y ritmos abruptos, de humor e ironía, de inspiración en el agreste folclore ruso donde destacan los Ballets Rusos: “El Pájaro de Fuego”, “Petrushka”, “La Consagración de la Primavera” y obras significativas como “La Historia del Soldado”, “Renard” y “Les Noces”. Sin olvidar sus primeras aventuras con el jazz: “Ragtime para 11 instrumentos” y “Piano Rag Music”. 


La Consagración de la Primavera (1913)

Les Noces (1923)

Ragtime para 11 instrumentos (1920) 

Le seguiría, el Período Neo-Clásico, un vuelco totalmente radical en su obra, acusado por los vanguardistas de decadente, retrógrada, de ir en contra de la idea medular del siglo XX: El Progreso. Todo tenía, como en la ciencia, que ir hacia adelante y sin embargo Igor, provocador como nadie, retrocedía para hacer su nueva música, paradoja insistente que no sólo lo llevaba a la música inspirada por Mozart, Haydn o Tchaivkovsky, sino hasta la música del barroco e incluso del Renacimiento. Destacan “Pulcinella”, “Octeto”, “Sinfonía en Do”, “Sinfonía de los Salmos”, "Duo Concertante", “The Rake’s Progress” entre otras. 


Sinfonía de los Salmos (1930)


Duo Concertante (1932)

Un día, al pisar por primera vez suelo estadounidense la prensa lo abordó con esta pregunta:

- ¿Qué opina de la música moderna?
- ¡No me gusta la música moderna! - respondió Stravinsky


Los periodistas se quedaron callados y uno de ellos le preguntó:


- ¿Y usted maestro?
- Yo no escribo música moderna, yo sólo escribo buena música - concluyó Stravinksy. 

Y otra de sus declaraciones de aquéllos años:

“Ellos no me verán sacrificando lo que amo y lo que aspiro en base a las demandas de la gente que, en su ceguera, ni siquiera se dan cuenta que lo que me piden es que retroceda. Para ponerlo más claro, lo que ellos quieren está fuera de moda para mí y obedecerlos sería como violentarme a mí mismo”

¿No son estas por supuesto las declaraciones de un músico que le importa un bledo la opinión de los demás, totalmente convencido de sus capacidades como artista, lejos de las condiciones que le quiere imponer el contexto?

La etapa final de Stravinsky, llamada Período Serialista encuentra de nuevo al compositor en una nueva aventura y una nueva paradoja: su inspiración es ahora la música de la Segunda Escuela de Viena de la cual había renegado, la técnica dodecafónica que inventara su recientemente fallecido rival musical Arnold Schoenberg funciona como base para la nueva expresión stravinskyana. Destacan “Canticum Sacrum”, In Memoriam Dylan Thomas”, “El Diluvio” y sobretodo “Agon”, una especie de síntesis de todos los elementos y la paleta musical utilizada a lo largo de años de historia creativa.

Agon (1957)

El diluvio (1962)

La inquietante personalidad de Stravinsky, su individualismo bajo ningún precio, su portentosa imaginación sonora lo han convertido en una de las figuras esenciales del arte del siglo XX y de la historia musical, a la altura de Josquin Des Prez, Bach, Mozart o Beethoven. Y es en sus espaldas de gigante donde la turbulenta marcha del arte musical moderno anda con un pie en el éxtasis y con el otro en la contemplación. De Igor se puede decir cualquier cosa menos que pasó desapercibido.

“Sé que existe una opinión según la cual los tiempos en que apareció 'La Consagración' vieron cómo se realizaba una revolución. Me declaro en contra de esta opinión. Se me ha considerado erróneamente como un revolucionario. Para ser francos, me vería en un apuro si quisiera citarles un solo hecho que, en la historia del arte, pueda ser calificado como revolucionario. El arte es constructivo por esencia. Nuestros sectores de vanguardia, dedicados a una puja perpetua, esperan y exigen de la música que satisfaga sus gustos por las absurdas cacofonías”

Referencias:









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